Diario El Pueblo: Síntomas de enfermedad
Columna para Diario El Pueblo de Salto
Lunes, 9 de Setiembre de 2023
Por el Dr. Vet. Gustavo Blanco
Éxodo – Cabildo Abierto
Lo ocurrido en CTM Salto Grande, quizás por deformación profesional, lo visualizo como síntoma de una enfermedad que afecta a algunos integrantes del sistema político y cargos de confianza de la política nacional.
La presunción de abuso de funciones, desde esta óptica, puede entenderse de tres formas: aguda, grave y crónica.
La primera caracterizada por un grado importante de confusión en relación a sus funciones, confundiendo, por ejemplo, servicio público con asiento de Poder. La manifestación de esto se evidencia cuando toman decisiones que, aunque legales, no se corresponden con la ética pública, como nombramientos exagerados, destinar fondos innecesarios, gastar en forma indiscriminada recursos para actos no conectados a su función, viáticos excesivos y otros. Generalmente se dan más acentuadamente al inicio de la función y luego la voracidad tiende a disminuir.
La fase grave está directamente vinculada a los nombramientos, y es cuando estos involucran a amigos, correligionarios o familiares. En este punto ya no hay marcha atrás, el diagnóstico es “reservado” y sólo es cuestión de tiempo para que, al hacerse público, determine el final de su carrera; generando además una serie de consecuencias para su futuro político y social. Seguramente no se evalúa en toda la dimensión el riesgo que se corre al momento de tomar las decisiones erróneas y quienes quienes te colocan en esos puestos terminan “soltándole la mano”; en política, cuando perjudicas más de lo que sumas, al igual que en una empresa, “es hora de dejarte ir”, y eso repercute en su entorno familiar y político.
La fase crónica, es un poco mezcla de las anteriores, pero lo que la caracteriza es que todas esas acciones, son parte de una estrategia electoral. Es decir; todo se hace con el objetivo de que quienes acceden a favores de cargos o puestos en realidad son parte de una estructura para recolectar futuros votantes y asegurar el sillón.
Esta cara de la función pública es, lisa y llanamente, paupérrima y de una bajeza ética y moral extrema.
No es todo el sistema político que se comporta dentro de estos parámetros, felizmente solo se trata de una minoría oportunista y hambrienta de protagonismo, deseosa de perpetuarse en un cargo y sus beneficios.
El pasado miércoles la Cámara de Representantes en pleno, con 93 votos en 95 diputados, condenó el clientelismo y las designaciones indiscriminadas de cargos en CTM Salto Grande.
Todos los partidos políticos se pronunciaron contrario a estas maniobras producto de una forma de hacer política que no se condice con la historia y la trayectoria de los políticos de nuestro País. Pero además como una forma contundente de decir “lo que está mal, está mal”, salvaguardando al sistema político de la trillada frase “son todos iguales”.
No siempre los amigos de confianza son aptos para la función pública, ni siquiera cuando sus antecedentes personales y profesionales los acrediten. Debe existir un cabal conocimiento de la diferencia entre capacidades, función, poder y servicio. Debe rendirse sin pronunciamientos ante las reglas la ética de la función pública y la transparencia, acatando de las premisas establecidas.
Quizás por eso no me es fácil acompañar las manifestaciones del Presidente cuando dice que “no entiende por qué se pide la renuncia de los delegados”. Deben renunciar porque son los responsables directos de esa arquitectura institucional-electoral, basada en colocación de punteros políticos para tener un equipo electoralmente dispuesto y con dinero para realizar la campaña. Los que además tienen la potestad de “hacer favores” desde la institución con dineros de todos los uruguayos, que al final del día, reditúen en votos para renovar sus lugares.
Esto lamentablemente fue así; el Presidente lo sabe, también Álvaro Delgado lo sabe, y se equivocan al pensar que alguien fuera de su égida lo pueda compartir. Por eso destacamos la declaración contundente del Parlamento, en un intento, no por salvaguardar el trabajo de unas pocas personas, sino de defender la actividad política como una herramienta válida, compuesta por seres humanos que no son todos iguales.
Habrá nuevas designaciones y un proceso de renuncias, posiblemente concursos para cubrir algún cargo que sea realmente necesario y seguramente nadie va a estar feliz en nuestra sociedad por esto, al menos nosotros no, porque hubiésemos esperado que esto no pasara.